LA CIBER VIOLENCIA ENTRE ALUMNOS

Por esta razón, le corresponde a la Escuela aclararles y aportarles respuestas a sus preguntas.

Las tecnologías de la información y de la comunicación pueden efectivamente favorecer, acrecentar o inducir situaciones de violencia prolongándolas y multiplicándolas. El niño víctima de acoso puede de esta manera ver como lo persiguen sus acosadores a toda hora del día o de la noche en un mundo llamado “virtual” pero con consecuencias bien reales.

Frente a tal fenómeno en aumento, los adultos deben congregarse en torno a la Escuela, proteger a los niños y ayudarlos a transformarse en maestros de sus interacciones digitales.

Los medios de comunicación digitales diseñan los medios de transmisión, de comunicación y de información en pantalla, utilizando internet o redes de telefonía móvil a través de computadores, teléfonos inteligentes, tablets táctiles o consolas de juegos.

Las actividades en el colegio, en clases, con los medios digitales contribuyen principalmente:

• al manejo de estas herramientas;

• a la práctica de la lengua francesa y al aprendizaje de las lenguas vivas;

• al desarrollo del pensamiento crítico y a la consideración de los argumentos del otro por la apertura de la clase hacia el exterior: padres, otros colegios o establecimientos…;

• a la educación a la civilidad;

• al enriquecimiento de las actividades sociales del alumno.

Este aprendizaje lleva en particular a los alumnos a hacer la distinción entre la esfera pública y la esfera privada. Los medios digitales permiten el desarrollo de la autonomía y de la iniciativa. Favorecen también las prácticas colaborativas y el aprendizaje entre alumnos. Refuerzan los lazos con los apoderados ofreciendo modalidades de intercambios, de seguimiento de la vida escolar y de información sobre los proyectos pedagógicos (blog de clase, carnet de voyage…)

En el colegio, la utilización de las tecnologías de la información y de la comunicación se hace bajo la responsabilidad de personal docente y de educación que acompaña a los alumnos y vela por la publicación de sus trabajos en seguridad.

La educación a lo digital se desarrolla desde primaria hasta el final de Lycée, en torno a tres ejes:

• Conocer y comprender los medios, incluidos los medios sociales;

• Desarrollar un análisis crítico de las fuentes de información y de las publicaciones en línea;

• Diseñar y publicar producciones digitales,

Producir, interactuar en los medios sociales, es comprender su funcionamiento, aprender a usarlos de manera responsable, conocer las leyes y los usos.

A partir de la escuela primaria, hacer participar a los alumnos a través de los medios sociales, en proyectos tales como classes découverte, permite que los niños se comprometan en prácticas en las que deben comprender los límites y restricciones, siempre estando bajo la supervisión del adulto.

En collège y lycèe, más allá de los programas de enseñanza que integran la educación a los medios de comunicación y a la información, los dispositivos permiten el desarrollo progresivo de la autonomía del alumno en sus prácticas mediáticas.

Desarrollar un análisis crítico de las fuentes de información y de publicaciones en línea permite a los alumnos la adquisición de habilidades necesarias para seleccionar datos e informaciones pertinentes en una sociedad de información prolija.

Es también una actividad indispensable para el desarrollo de las capacidades de argumentación y del ejercicio razonado de la libertad de expresión.

Elaborar y publicar producciones digitales, es ser capaz de escoger el medio de comunicación en función de los objetivos de producción que nos hemos fijado, del público objetivo, del tiempo y de los medios que estamos dispuestos a consagrarle. Es también ser capaz de aprehender las limitaciones propias a los servicios propuestos por el medio de comunicación o al equipamiento del cual se dispone. Es finalmente posicionarse como actor, responsable de sus publicaciones. La Semana de la prensa y de los medios en la escuela, llevada a cabo por el Clemi (www.clemi.org/ ), marca un momento importante de contacto con los medios para los establecimientos que se inscriben en esta acción.

La cyberviolencia se define como un acto agresivo, intencional, perpetrado por un individuo o un grupo por intermedio de medios digitales, en contra de una o varias víctimas.

Abarca realidades y fenómenos variados: fotos publicadas sin autorización o modificadas, « happy slapping » (acto de violencia provocado, filmado y difundido), difusión de imágenes de carácter pornográfico, usurpación de identidad, violación de identidad, amenazas o difamación a través de correos electrónicos, SMS, redes sociales, juegos en línea…

Amplifica y prolonga los fenómenos como la burla, la intimidación, el insulto, la discriminación, la violencia física, etc, incluso la exclusión del grupo de pares, elemento esencial de la sociabilidad juvenil, o incluso el acoso.

La cyberviolencia tiene especificidades propias:

• la capacidad de diseminación en un solo clic, de un mensaje hacia un amplio público;

• el carácter incesante de la agresión (24 por 24 hrs y 7 días sobre 7);

• la dificultad para identificar al agresor y para accionar frente a él una vez que los mensajes han sido difundidos;

• el sentimiento de impunidad y la facilidad ofrecida por el anonimato.

La cyberviolencia tiene consecuencias diversas en el corto, el medio o el largo plazo: sufrimiento emocional, aislamiento social de la víctima, problemas de salud sicosomáticos, abandono escolar, ausentismo, incluso actos suicidas.

La cyberviolencia entre jóvenes, como todas las formas de violencia, no puede ser tolerada, muy particularmente en el marco escolar. 

El establecimiento:

• Emprende acciones de prevención;

• Implementa rápidamente las medidas destinadas a detener los actos de cyberviolencia;

• Acompaña a los alumnos que son víctimas de estas actuaciones

• Integra la lucha contra la cyberviolencia en los reglamentos internos.

• El establecimiento puede informar a los padres de los medios legales de los que disponen para proteger a sus niños y obtener la rectificación y el cese de estas agresiones a sus derechos constatados en un sitio accesible al público.

Si un alumno es víctima de insultos, de difamación o de amenazas en las redes sociales accesibles a todos los internautas, el establecimiento informa a los padres, pero no puede reemplazarlos, o al alumno si es mayor de edad, para ejercer las acciones destinadas a detener la agresión en la red.

Es esencial que la víctima ponga en conocimiento de un miembro del equipo educativo los hechos de cyberviolencia del cual es objeto. El jefe de establecimiento puede entonces alertar a los padres y a los servicios sociales competentes para organizar tomar a cargo al alumno víctima y tomar las medidas tendientes a detener los hechos de acoso y disuadir su reiteración.

El establecimiento puede actuar convocando al presunto autor de los hechos y comprometer, si ha lugar, un procedimiento disciplinario en contra del autor de los hechos constitutivos de acoso por medios de comunicación electrónica, si el autor de los hechos es conocido e identificado como un alumno del establecimiento.

En efecto, el rector puede sancionar a un alumno por hechos cometidos al exterior del establecimiento si estos están en el origen de desórdenes al orden público al interior del establecimiento. En función de la gravedad de los hechos, el alumno puede incurrir en una sanción disciplinaria que puede ir desde la advertencia a la exclusión definitiva. Una medida de responsabilidad puede ser pronunciada con el fin de permitir al alumno tomar conciencia de los actos cometidos o en los cuales ha participado.

En caso en el que el autor no haya sido identificado o fuera una persona exterior al establecimiento, es necesario que los servicios policiales y de justicia sean informados para poder identificar al autor del acoso y reprimirlo.

Para ello, el establecimiento debe informar a la víctima (o a sus padres en caso de minoría de edad) de la necesidad de denunciar para permitir la identificación y la represión del autor del acoso.